miércoles, 6 de junio de 2012

El imperio se indigeniza para imponer sus intereses

http://www.cambio.bo/opinion/20120606/el_imperio_se_indigeniza_para_imponer_sus_intereses_72651.htm

Opinión 

Por Rolando Prudencio Briancón

Palpable y hasta “patrióticamente” parecería que la interpelación indígena hacia el Estado —y los Estados— para que se respeten y se resguarden sus territorios —contemplados en la Constitución en el caso de Bolivia— no sólo que se ha dado con sus reclamos; y hasta resistencia sobre lo que respectivamente representa el respeto a sus territorios, lo cual está contemplado en el texto constitucional en lo concerniente al acápite de las autonomías indígenas que se han implementado; sino que esto —aplicación de las autonomías indígenas— se ha probado en las protestas protagonizadas contra la construcción de la carretera San Ignacio de Moxos-Villa Tunari u otras que se han producido en otros escenarios no sólo de Bolivia, sino de Latinoamérica, que es donde predomina la presencia de los indígenas, ya que son más de 380 millones de indígenas en el continente.

Lo que suspicazmente sucede en el Ecuador, Brasil, Perú, Colombia, Venezuela; ya sea contra la construcción de carreteras o el de la explotación minera en Mallku Khota u otras sobre la explotación de recursos hidrocarburíferos. O en otros países, los casos de oposición a la construcción de plantas hidroeléctricas, por ejemplo en Brasil. O la oposición a la explotación de petróleo en el Ecuador, o contra la explotación de las minas en Perú. No son acciones aisladas; son sintomáticas y sistemáticas y motivadas por las interpelaciones de los indígenas hacia los Estados y Gobiernos para que sus recursos naturales sean respetados y reconocidos y hasta usufructuados unilateralmente sólo por ellos, tal como está contemplado, en la(s) Constitución(es), o en las leyes; y que en muchos casos no sólo que puede llegar a afectar los derechos de los demás, sino que fundamentalmente sean funcionales a los intereses imperiales.

Para analizar alternativamente el accionar del imperialismo es inevitable indagar lo que caracteriza al capitalismo y simboliza simultáneamente como sistema económico. Vale decir que, de acuerdo a la racionalidad de rapiña del capitalismo, es al imperialismo al que totalitariamente le toca imponer los intereses del capitalismo. Claro que no por ello que la capacidad del capitalismo de reproducirse y reinventarse quede replegada, recurriendo sólo a la vía de la violencia, que es lo que hacía, sino que en la actualidad recoge reivindicaciones para presentarlas como suyas.

Y es de esta manipuladora manera que se mantiene el capitalismo cambiando de disfraz y discurso; incluso imaginativamente apropiándose de lo que antagónicamente ataca. No en vano es que el capitalismo verde ha calcado la demagógica defensa del medio ambiente, implementado el impostor y mercantilista mecanismo medioambiental de los Bonos de Carbono, y que no es más que cooptar corrompida e instrumentalmente a los indígenas en función a ‘sus’ intereses.

Así es como el caso más ilustrativo de la intromisión e instrumentalización de los intereses del imperio usufructuando y usando a los indígenas, se ha dado con la demanda desatada por la Cidob, que se opone a la construcción de la carretera San Ignacio-Villa Tunari. Dentro el mismo Tipnis se desarrollan  actividades netamente capitalistas como ser hotelería, turismo, venta de cuero de saurios, venta ilegal de especies forestales, etc. Además, como muestra de cómo el imperio se indigeniza para instrumentalmente imponer sus intereses; en el punto 4to de los 16 que contenía el pliego de esta organización está contemplado el cohechado cobro de los carbono bonos, mediante este mercantilizado mecanismo.

No en vano es que previamente a que se prepare la VIII Marcha de la Cidob es que se apersonaron tres académicos americanos, quienes asesoraron y digitaron a algunos dirigentes del Tipnis para que se opongan a la construcción de la carretera. Después de reunirse durante un mes para adoctrinarlos sobre la situación de las reservas indígenas en Estados Unidos que, en su criterio, cuando se trata de la explotación de los recursos naturales que existen en su territorio les beneficia directamente a ellos.

Por ello, no es algo accidental que exista una encubierta escalada de obstinada oposición de los indígenas —no todos— contra lo que son obras de construcción civil como ser carreteras, presas, centrales hidroeléctricas, etc., lo que tiene que ver con lo que ha sido y es aún la dominadora doctrina James Monroe. Esa renovada política alienta el espíritu de que “América es para los americanos” y hoy apunta a los que dicen que es “la amazonia para los americanos”.